IMPORTANTE

El primer capítulo es "El Diagnóstico", léanlo en orden (junio 2011 en adelante), será más fluido y entretenido para Uds. Que lo disfruten!!
Espero sus comentarios en cada entrada a este blog y trataré siempre de contestarles, apenas los lea lo haré, así que estén atentos... Cualquier consulta o lo que quieran decirme también pueden enviarme un mail a: doblepolaridad@gmail.com, síganme en Twitter: @DoblePolaridad, envía una solicitud de amistad a "Doble Polaridad" en Facebook (http://facebook.com/doblepolaridad), pongan "me gusta" a mi página en facebook: DoblePolaridad o síganme en Instagram @doblepolaridad.

domingo, 8 de julio de 2012

Capítulo 23: "El Mañío", 3° y última parte: "MI estadía"




En esta tercera parte de mi capítulo solo les contaré mi experiencia estando ahí, lo que viví, por las que pasé, MI ESTADÍA. Este es mi parte del capítulo, jajajajajaja... pero con el aditivo de los protagonistas de quienes ya les hablé.... Eso si, no me extenderé contando todos los detalles porque ya ha pasado su tiempo y mi memoria es frágil (además que tengo otras cosas que contarles, tanto así que esta tercera parte está siendo mi piedra en el zapato para continuar contándoles mis aventuras).

En la segunda parte del capítulo anterior ("El Mañío" 2° parte) quedamos en la linda convivencia que tuvimos con los hijos de Hulk celebrándole el cumpleaños del mayor de ellos. Pero llegó la hora que ellos partieran y que nosotros siguiéramos nuestras vidas en ese lugar. Nos quedamos un rato más afuera conversando hasta que decidimos jugar cartas. Las posibilidades Carioca o póker, obviamente mi fuero interno lo único que quería era que jugáramos póker. Pero yo era pajarito nuevo, no podía imponer mi voluntad, ¿¿verdad?? Nos entramos a la sala de terapia ocupacional y nos sentamos en la mesa a jugar, lo que fuera. Finalmente nos decidimos por el póker. Había que enseñarles a algunos pero ya otros eran bala para el juego, Justin Bieber, obviamente. Nos instalamos, explicamos las reglas del juego los que sabíamos y nos instalamos a jugar, hasta que llegó la hora de la cena. Dejamos nuestro juego ahí y pasamos al comedor. Más tarde instalamos nuestra garita y fue muy entretenido jugar porque hasta una enfermera muy chistosa, la del turno de la noche del sábado, se instaló a jugar con nosotros (pero a la pobre la hice sufrir ese día por no poder quedarme dormida, ya les contaré).

Primero partiré contando mi experiencia con la comida de ese lugar. Ese primer día para la "cena" ni me acuerdo que había solo que muy rica no estaba... insisto, para esas 5 estrellas que estabamos pagando, la comida dejaba mucho que desear. Él único regalón era Don Vito Corleone, con todas sus regalías en las comidas, claro que él mismo mandaba a comprar y pedía que se las pusieran en la mesa. La verdad es que, como les explico, me iré directo al grano... un día me creerán que nos dieron ¡¡croquetas de "jurel tipo salmón"!!! Lejos lo más ordinario que hay (perdonen a los que les guste y lo comen, pero no correspondía para el valor que estábamos pagando. Vito, fue el que me advirtió de esta aberración, me dijo "Prueba las croquetas", con cara de sospecha... Jaaaaaa!!! Yo no podía creer lo que estaba saboreando y le señalé mi molestia. Ni en mi casa como jurel tipo salmón, con eso les digo todo. No lo podiamos creer, era insólito pero era verdad. Otro día, imagínense que hubo hasta una revolución en la cocina. ¡¡Ya era el colmo!! Por querer irse temprano, las trabajadoras, un día nos dieron el té,  y a la hora y media ya nos tenían sentados comiendo. A nadie le alcanzaba el estómago para tanta comida, menos tan seguida. De a uno tuvimos que partir a la enfermería a pedir permiso para que nos guardaran el plato para más tarde y nos dejaron. Pero las de la cocina hicieron un escándalo con los pacientes, que en un lugar, donde se paga esa suma de dinero, no se debía dar. Pésimo. Ellas no podían reclamar como lo hicieron, era su pega quedarse hasta determinada hora y lavar el último plato hasta antes de irse. Habíamos sido autorizados para comer más tarde, así que el problema con la plana mayor estaba resuelto, los trabajadores solo tenían que acatar. No es que yo sea una persona totalitaria, pero encontré insólito que ellas, trabajadoras de la cocina quisieran imponer sus reglas en un lugar donde insisto pagamos harto por noche. Vito y yo solo observábamos esta situación y pelábamos lo que ocurría. Yo no me metí porque no tenía porque andar enfrascándome en discusiones con trabajadores de ahí y a mi ya me habían permitido guardar mi comida y mientras ellas acataran la orden todo bien (el plato de esa noche, que era una chuleta con puré, podría decir que fue lo mejor que nos dieron, pues me la comí al día siguiente a la hora de almuerzo y la disfruté en vez del pollo verde desabrido que habían dado ese día de almuerzo). Por otro lado, los desayunos eran monotonamente del terror de fomes: pan, jamón, mantequilla, a veces queso, otras veces mermelada, otras veces quesillo y los bebestibles correspondientes. Lo peor es que en la tarde a la hora del te se repetía el mismo menú, del te-rror. La falta de imaginación la tenían a flor de piel. Vuelvo a insistir, el precio diario de ese lugar estaba para que al menos nos dieran un desayuno tipo buffet, donde pudiésemos elegir nuestro propio desayuno con cosas variadas, como cereales, yogurt, huevos, palta (aguacate), queques y todo lo que se pudiese agregar a ello. Pero no fue así y obviamente había que conformarse porque no estábamos precisamente en un hotel 5 estrellas (solo pagando como si fuese tal) si no más bien en una clínica psiquiátrica. ¡CUECK!

Mis noches sin poder quedarme dormida.... Ocurrió el primero y el último día, fue del terror, a las(os) enfermeras(as) los dejé locos, porque para mi no poder quedarme dormida es una de las peores cosas que me pueden pasar. La primera noche, como ese había sido un día bastante activo, de conocer gente nueva, hablar hasta por los codos, celebración de cumpleaños, garita de póker, en fin. Y lo peor vino cuando veo mi nueva medicación de la noche... la pastilla ordinaria que me dieron para dormir... no lo van a creer... Me dieron mi nuevo estabilizador del ánimo y ¡¡UN RAVOTRIL de 2mg!! ¡¡Querían hacerme dormir con eso!! Lo que siempre tomaba era una quetiapina que me tumbaba a dormir y me ¡¡la habían sacado de circulación!! Y a mi el Ravotril, que quieren que les diga, es como una pastillita de menta, nunca me ha hecho dormir... Demasiado ilusos, como si ese clonazepam me fuese a ser útil para algo. ¡¡NADA!! Ese medicamento solo me quita la angustia pero ¡¡jamás me ha dado sueño como al común de los mortales!!! Más encima que yo sabía que estaba pasada de revoluciones. Lo vi venir... y fue una noche complicada... Nos mandaron a acostar tipo 23hrs. (nos dejaron más tarde porque era sábado). Yo hice caso. Me puse mi pijama e hice el intento de irme a dormir, pero yo solo sentía mis ojos más abiertos que sostenidos con palillos de fósforos. Ni siquiera quise prender la TV pequeñísima que me habían dado autorización para que me trajeran de mi casa, no quería que nada me estimulara para quedarme más despierta de lo que estaba. Apagué todas las luces (si, el problema es que ni lámpara de velador hay en esos lugares, yo creo que por el rollo de que alguien quisiese suicidarse con el cordón de la lámpara, y eso me habría ayudado a conciliar el sueño leyendo algo fome como mi Código Civil que tenía ahí, jajajajajajajaja). Esperé una media hora para avisar a enfermería de que no lograrían hacerme dormir con los cambios que había hecho mi Dr. Emmett. Yo estaba fresca como una lechuga, estaba como tuna, casi lista para salir a carretear. Tal cual se los dije a las enfermeras de turno. Se miraron entre ellas y me dijeron que no les quedaba otra que pinchar mi trasero, o sea, ponerme una inyección. El problema era que el compuesto era otra benzodiacepina como mi Ravotril y lo único que logró fue dejarme el cachete adolorido... nada más... de dormir ni hablar... Pasaron otros 40 minutos (la droga hacía rato que debía haber hecho efecto) y no pasaba nada con su efectividad. Así que no me quedó otra que volver donde la enfermera jefe y su compañera, con la misma cara de póker, porque la cosa no me estaba resultando. Me vendió la pomada que tenía que esperar un poco más de rato para que hiciera efecto. Me devolví al dormitorio, ya angustiada porque nada me daba sueño y me acosté. De pronto, unos 20 minutos después se asomó por mi puerta la enfermera, con un vaso y 2 pastillitas blancas en un pastillero, me dijo "Te traje esto, tómatelas con harta fe y te vas a dormir." Y eso hice me entregué.... (al pobre Dr. Emmett eso si lo tuvieron que llamar a las 2 de la mañana para ver que hacían conmigo y ahí dió la orden de las pastillitas mágicas). Pasó media hora más y logré conciliar el sueño, eso ya fue a las 2 de la mañana, y en una clínica psiquiatrica eso es tarde porque al día siguiente te hacen madrugar. Todas las mañanas te toman la presión y te ven la oxigenación de la sangre con esa cosa que te ponen en el dedo índice. Temprano al día siguiente llegaron a hacerlo. Con esa noche del terror que había tenido yo me quería matar porque tenía mucho sueño. Entonces una vez terminado el procedimiento solo atiné a ponerme mis pantuflas, cruzar con mis ojos semiabiertos a la enfermería para pedir dormir un poco más. La enfermera que me atendió toda la noche me vio asomarme y con la cara que tenía me mandó con viento fresco de vuelta a la pieza para que durmiera más y, además, me llevarían el desayuno a la pieza. Menos mal se compadecieron de mi, porque aunque no logré dormir de nuevo recibí mi desayuno en la cama y pude vagar más rato. Esa fue la primera noche, las siguientes me siguieron dando las pastillas milagrosas y lograba dormirme. Pero también la última noche que estuve allí fue del terror. Ese día estaba de turno un enfermero nuevo en el lugar. Muy buena persona él. Esa noche cuando me fui a dormir sabía que estaba pasada de revoluciones y esta vez le tocó a este pobre escucharme y verme como entraba y salía de mi pieza para decirle que no podía dormir. Me querían pinchar de nuevo, les dije que no funcionaría, porque ya lo habían hecho una vez y nada había pasado. Pero esa era la única instrucción que tenían para mi. Lo hinche tanto al pobre enfermero... jajajajajaja!!! Finalmente, tuvo que llamar a Dr. Emmet y lo que hicieron fue doblarme la dosis de las pastillitas mágicas y eso es lo que funcionó. Hoy eso es lo que tomo para dormir, 4 pastillas de esas todas las noches, como dice un amigo, tengo guata (estómago) de sandía, pero no de gorda sino de tanta pepa que me tengo que echar para adentro cada día, jajajjajaj!! Y no está fuera de la realidad lo que dice, pero hoy me estoy sintiendo tan bien que me da lo mismo llenarme el estómago de pastillas.


Ahora les contaré como matábamos los días... Cómo yo entré un día sábado a la clínica, ni ese día ni el domingo ni el feriado que me tocó entre medio, el día martes, habían actividades programadas para los internos. Por eso teníamos que ingeniarnóslas para que la cosa no se nos pusiera tediosa. Hacíamos mucha vida social afuera en el sector fumadores. Algunos como Hulk se daban 65 vueltas al recinto para aplacar su hiperquinesia. Era muy chistoso, porque más encima andaba con un chaperón que lo tenía que perseguir por donde anduviera. De repente yo lo acompañaba en sus caminatas (porque me pedía que lo hiciera porque con lo floja que soy me daba una lata salir a caminar...). Eran entretenidas nuestras conversaciones. Hablábamos de la vida, de sus amores, de como iba a hacer para salir de ahí luego y los complots que tenía en mente para que ello ocurriera. Un día me pidió que le hiciera masaje en el cuello y ¡uuuuuuyyyyyy, me puso en aprietos!! Me costó decidirme a hacerlo. Yo no soy una persona de piel, por lo tanto, eso era como invadir mi espacio. Primero le dije que no por lo que les conté, hasta que accedí. Debo confesar que fue una difícil misión, él era un desconocido para mi, llevaba un par de días conociéndolo pero rompí la barrera. Luego se ofreció hacerme masaje a mi y ¡¡NOooooooo.... otra vez invadiendo mi proxémica!! Pero no lo quise hacer sentir mal y lo deje, pero me puso tan tensa que no saben lo tiesa y rígida que me puse. Pero créanme que de ahí nunca más hice masajes, era una tortura para mi. Amigo Hulk, no te sientas mal con esto que escribí, el problema no era que fueras tú, el problema estaba en que para mi ser muy de piel me cuesta y sufrí un poco masajeándote, nada más... Un día tuvimos una tertulia sobre religión con su chaperón haitiano, bien moreno por no decir negrito, él era un sol (de hecho ese día de la tertulia me tejió una pulsera de lana con unas piedras que todavía guardo). Él era Evangélico y nos contaba como para él Dios una vez le había salvado la vida de una enfermedad muy grave. Hasta la Biblia partió a buscar Hulk para que Taqui, así se llamaba, me mostrara porque ellos no veneraban las figuras hechas por el hombre Y aprendí algo nuevo, ¡¡¡eso de verdad sale en la Biblia!!! Fue muy interesante conversar con él. Bueno, finalmente siempre teníamos nuestras conversas con Hulk, él era mayor que yo, yo le calculó unos 48 años, pero filosofábamos sobre la vida o nos contábamos nuestras cosas. Hicimos muy buenas migas también con él.

El último día que me tocó estar ahí, se nos ocurrió armar un carrete, jajajajaja... Fue muy chistoso. Empezamos tipo 4 de la tarde y cada uno se puso con algún comestible o bebestible que le pertenecíera. Vito fue nuestro Vj, conectó su computador al televisor (plasma) y de ahí salió la música para afuera, pero cada canción con su respectivo video. Estuvo muy entretenido, estábamos todos e invitamos a los chaperones y el enfermero que estaba de turno. Al único que nos costó sacar de su pieza fue a Axl, con los medicamentos que le estaban dando dormía todo el día. Pero lo logramos, fuimos todos a buscarlo y se levantó a compartir con nosotros. Fue muy ameno todo y nada más jocoso que hacer un carrete en una clínica psiquiatra, a puro juguito y nada de Coca Cola porque estaban prohibidas en ese lugar. La razón que me dieron de ello fueron 2: 1° que la Coca Cola tiene cafeína y exalta a los pacientes y 2° que como hay pacientes con problemas de alcoholismo ahí, ver una Coca Cola es como ver el vasito de copete listo para tomárselo y eso les puede generar angustia. Ambas explicaciones me parecieron válidas, así que no reclamé mucho porque no me podían tener Coca Cola Light al lado, que es mi vicio. Comimos Hasta paté de fuá, con eso les explico todo... Chocolates, galletas, papás fritas, hasta torta había, del cumpleaños del sábado (que obviamente refrigerada no se había echado a perder). Yo hasta baile, sola pero lo hice muy paradita en mi puesto, si era fiesta la cosa, así que había que ponerle color. Pero de repente al enfermero se le ocurrió llamarnos uno por uno para hablar sobre nuestros males y nos dejaba hacerle las preguntas que quisiéramos. Ahí perdí harto tiempo, cuando volví el carrete ya se había funado (si el problema es que yo me fui por un rato y no les seguí avivando la fiesta, jajajajajaaj). Nos tocó ordenar todo y esa noche le tocaba a Dr. Emmet hacerme mi visita, ahí me diría si me quedaba unos días más o me iba al día siguiente tal como estaba programado. Esto se los cuento al final.

Bueno, no es mucho más lo que les puedo contar de mi estadía en "El Mañío", estuve repoco en comparación a los otros pacientes que conocí. El día lunes que me tocó normal en cuanto a las actividades que se hacían con los pacientes por no ser feriado ni fin de semana, fui a yoga (claro que me despertaba tan drogada que me costaba mucho hacerlo). Luego se me ocurrió ir a terapia ocupacional. Ahí la encargada era una terapeuta ocupacional llamada Consuelo, muy simpática ella. La idea era que yo ocupara mi tiempo haciendo alguna manualidad. Me costó decidirme hasta que vi una caja cuadrada, justa para poner mis lápices y plumones para estudiar. Era una caja común de madera que yo debía decorar para que quedara linda. La idea era ocupar una técnica con servilletas. Primero tuve que lijar mi caja hasta que quedara parejita y como era la única tenía sus pifias así que ahí me las ingenie para que quedara PRO. Ese día solo alcance a lijarla y taparle unos hoyitos que tenía con plasticina. Al día siguiente hice lo mismo, porque como era feriado la Consuelo no iba a la clínica a trabajar y no podía terminarla aún. Al final les cuento en que quedó mi manualidad.

Bueno, la mayor parte del tiempo la pasábamos afuera fumando y conversando, matando el tiempo como quien dice. Llegó un momento que ¡¡hasta jugué pin pon!!! Primero lo hice con Pedro que le encantaba jugar ese tenis de mesa, jajajajaja... y luego peloteamos un rato con Hulk esa vez. Con Vito era con quien más confianza tenía pues fue él el que me recibió cuando llegué y siempre me acompañó.

Aaaaah se me olvidaban... las visitas, jajajajajajaaj!!! A mis papás les encantaba ir a visitarme, fueron todos los días, un día fue hasta mi hermano Ignacio. Bueno fue 2 veces porque una vez lo hice levantarse para que me comprara toallitas higiénicas pues ese era el único teléfono de mi casa que teníamos a mano y el lindo llegó rápidamente con mi encargo. Yo creo que ni se duchó por ir a dejarme mi encargo, lindo él (ese encargo iba junto con el mousse para el pelo con el cual no puedo vivir si me lavaba el pelo). Eran chistosas las visitas. Llegaban mis papás, nos sentábamos en el living de visitas y nos poníamos a conversar, como nunca, ni en la casa lo hacíamos, jajajajajaja... Ellos hicieron migas con Hulk, porque un día él se quedó sin cigarros y mi papá que tuvo que salir a buscarme algo a mi, le compró unos cigarros a él. (Supongo Hulk que todavía sigues agradecido, jajajajajajajaaj). De ahí siempre lo saludaban y entablaban algo de conversación con él.

Para no alargar más este relato les cuento lo último que viví en ese lugar. La noche del martes me tocaba visita con Dr. Emmett quien llegó muy puntual tipo 8:30 de la noche. Llegó, nos fuimos a mi pieza para mi sesión, vio mi ficha, me evaluó y encontró que estaba regio. Yo hiperventilada que andaba y con lo feliz que me sentía en ese lugar, traté de decirle por todos los medios que si no era "mejor" que me quedara un día más. No hubo caso, para él la labor farmacológica ya estaba finalizada, todo estaba en marcha, así que el alta fue rotundo... Al otro día volvería a mi casa. Con sentimientos encontrados me dejó mi Dr. Emmett, por lo que les mencioné, que en el fondo de mi ser no me quería ir todavía. Salí de mi sesión, se fue Dr. Emmett y fui a anunciar que me iba al día siguiente. Noté la desilusión en los presentes con quienes ya habíamos empezado a generar lazos (enfermeras, chaperones, pacientes, etc.) pero, por otro lado, me felicitaron porque me iba, la noticia más que mal era buena.

Bueno, esa noche fue la segunda noche del terror en términos de conciliar el sueño, lo que ya les conté más arriba. Pero al otro día bien temprano ya estaba en pie, medio drogada con todo lo que me habían dado la noche anterior para dormir, pero paradita. Tenía que hacer el check-out antes de las 12pm del día, así que una vez terminado mi desayuno partí donde la Consuelo (la terapeuta ocupacional) para que termináramos mi famosa caja de lápices (que hoy me acompaña en mis estudios). Además se me ocurrieron mil cosas más que hacer antes de partir: tejer pulseras, hacer aros de pluma, hacerle un anillo a lo Vito Corleone (para regalárselo a mi amigo a quien nombre así aquí) y escribir un gran cartel despidiéndome de quienes ya había conocido y promocionando la lectura de este blog a los que pasaran por ese recinto. Mi padre llegó un poco antes de la hora del check out a buscarme. Mientras el cerraba todos los asuntos financieros y administrativos con la clínica yo seguía en estado casi eufórico terminando todas mis tareas. Todos los presentes me ayudaron en alguna parte de mis tareas. Al final, ninguna de ellas las terminé yo sola salvo mi cartel (de ahí que mi papá pensando en mis "capacidades" manuales es que me compró toda clase de materiales para hacer artesanía y principalmente aros de pluma por doquier, jajajajaja!!). Llegó la hora de almuerzo de los pacientes y ya tocaba irme. La enfermera jefe máxima tuvo una larga conversación conmigo luego de ver la encuesta que llené de la clínica (Uds. comprenderán que ni una pifia me la guardé). Quería saber más de mis puntos de vista pues quería contárselos al Directorio de la Clínica "El Mañío" que al día siguiente tenía reunión y ella estaría. Según ella la paciente de un amigo del accionista mayoritario era un buen punto de vista que llevar (no sabía nada que ya Dr. Emmet estaba enterado de todas las pifias pues ya yo se las había contado, ja!).


Finalmente llegó la despedida, los pacientes estaban almorzando, como les comenté, así que para el comedor partí con mi cartel con la dirección de mi blog y el mensaje que les había dejado en la mano. Les di un pequeño discurso (bueno unas palabritas a todos) y luego me despedí uno por uno de ellos. Ahí partí de vuelta a mi casa... dicen que a comenzar, al fin, una vida normal... (lo digo por el cambio de medicamentos)....