Esta semana mi sesión con Josephine trató sobre la necesidad absoluta de encontrar pega (trabajo para los que no son chilenos). Uffff... no sé que hacer... Se preguntaran como pretendo estudiar para el grado y trabajar, no lo sé pero tendré que lograrlo, con toda esta inversión de médico, terapeuta y medicamentos supongo que ahora sí lo lograré (en caso contrario créanme que el equipo arriesga demanda, ja!). Para que sepan, antes de empezar mi relato de tipo laboral, les cuento que he decidido empezar a estudiar como debe ser pero de a poco pues el examen lo daré si o si en abril del 2012 (espero no ser la causa del fin del mundo, jajajajajaaj). Prometo que esta vez será la vencida, antes que se acabe el mundo seré abogado!
Dejémonos de tanta promesa y comencemos este relato. En la última sesión, Josephine me preguntó si le tenía miedo a trabajar y le contesté que si. Obviamente la pregunta inmediata fue "¿Y por qué?". Hice memoria para atrás y recordé los trabajos que había tenido. Sentí que mis experiencias habían sido un desastre. A ver hagamos un repaso de mi vida laboral...
Recordemos que yo nací y viví hasta los 12 años en en un pequeño país centroamericano llamado Litoral Pudiente... Años antes de mi nacimiento, mis padres y hermanos llegaron a vivir a este país. Mi padre venía de Chile con una carrera de derecho truncada pues se había ganado una "beca Augusto Pinochet" y contaba con tan solo un título de profesor. Con todo su potencial creativo entró a trabajar en una de las agencias de publicidad más importantes de América y terminó montando su propia agencia tiempo después. Le fue bastante bien y además de campañas publicitarias también se dedicó a la producción de programas de televisión. En ese contexto mis primeros trabajos se relacionaron con el mundo publicitario y televisivo, a muy temprana edad. Mi primer asomo en este rubro fue a mis tiernos 2 años... Dirán que tengo unos padres explotadores: y sí, así lo es, ja! Broma, no, no es así, debo decir que han sido todo lo contrario. Pero no le pongamos color con este trabajo la verdad se trató simplemente de posar para un afiche que promocionaba el año internacional del niño, para la marca Hitachi ("la calidad de confianza...", les presento su eslogan de aquel entonces). Fue un "trabajo" bastante light, por no decir que era solo una sesión de fotos con otros niños de distintas edades (mis hermanos también participaron), cueck! Unos años después, a mis 5 añitos participé en mi primer comercial, un éxito, ese año entre a kinder y mi compañerito de mesa estaba emocionadísimo porque se sentaba al lado de la "chiquita" del comercial de Intex. A los 8 y 9 años incursioné como modeloca en el capítulo especial del día del niño del programa de TV cuyo productor y director era mi padre, jajajajajajajaj (ni apitutada en la tele, jajajajaj), pero ni se crean fue uno de los programas con gran audiencia y más copiado, jajajajaja.... A los 10 años hice otro comercial, ahí me avergonzaba que me reconocieran y a los 11 y 12 años tuve a mi cargo la sección infantil de otro programa de mi padre. Aquí fue mi despuegue televisivo, jajajajaj (claro que se estrelló porque aquí en Chile, na ni na, aunque esperen acabo de recordar algo, jaja, más adelante les contaré). Gran historial farandulero, ¿no creen? pero remuneración.... mmmmmmm... no la recuerdo, quizás como era menor de edad mis progenitores se hicieron cargo de ella o papá nunca pagó, jajajajajaja. Bueno, volví al anonimato a los 12 años, cuando llegué a vivir a Chile....
De ahí mi primer trabajo, si mal no recuerdo, fue a los 18 años. No digamos que fue la gran pega con un derroche de inteligencia, pero era trabajo al fin y al cabo. Ese año primero trabajé en la muy conocida FISA, la famosa Feria Internacional (en aquel entonces, si sé, se me cayó el carnetttsss). Junto a 3 chicas más trabajamos durante 10 días en el Galpón de EEUU en el stand de Aquaexpress. Fue una linda experiencia ofrecer agua helada o café con tu mejor cara a todo personaje que en lo que menos estaba interesado era en el producto, cueck! jajajajajajajajaj... Pero no me puedo quejar pues recibí una buena remuneración. Obviamente mi estadía ahí no estuvo exenta de anécdotas. La que recuerdo con mayor nitidez fue una muy divertido que me pasó llegando al final del evento. Resulta que durante nuestra "jornada de trabajo" habían muchas horas de ocio y para no aburrirte solías conversar con los vecinos (que terminaban siendo tus grandes amigos). Llegado el último día, comenzaron las despedidas. Igual te encariñas con el entorno (cuando te acuerdas del dolor de pies por estar parada todo el día, se acabó el cariño). En este contexto, uno de nuestros vecinos llegó, como todos los días, a pedirnos su café. Me puse a conversar con él, como muchos otros días. De pronto, no sé en que momento escucho salir de él un "Por qué no me das tu teléfono para salir a tomarnos un café un día de estos." Yo me shockié, y empecé traspirar helado ¡¡¡¡no quería darle mi teléfono!!! Habrá tenido unos 38, 40 años y yo tenía dulces 18 (era algo así como 40 y 20!!). No sabía que hacer, siempre me ha costado cortar el "joteo". Al final, opté por darle el teléfono pero había un solo problema, había conversado con él mil veces y ¡¡¡No sabía su nombre!!! Tenía que saberlo por si llegaba a llamar y poder decir "No, no está, hablas con la hermana (que no tengo, ja!)."¿Qué hice? Disimuladamente empecé a buscar su nombre en la piocha que todos usábamos en la Fisa para identificarnos. La empiezo a leer y ahí estaba, siiiiiiiii, ahí estaba mi salvación!!! Vi su nombre y se llamaba José Abadengo, ¡¡Tenía el mismo apellido de mi madre!! eeeehhhhhh... Algo me decía que algo tenía que ver con ella, lo ví frente a mis ojos, me alivié y aquí viene mi dulce e irónica acotación: "Oye, sabes? mi mamá es Abadengo también". Lo vi palidecer y solo preguntar tímidamente "¿En serio?", le digo "si" con mi mejor cara de inocencia y "perdiste como en la guerra." Finalmente remata preguntando "Y, ¿Cómo se llama tu mamá?" Aquí viene lo mejor, se le desfiguró la cara cuando le dije; "Se llama Habi Alkabib... Abadengo."... Palideció y no tuvo otra, sus siguientes palabras fueron "Es mi prima", jjuuuuuuaaaaaaaa! Rápidamente terminó la conversa y "¡saspareció!". ¡¡Misión cumplida!! Ahora ¿quieren saber por qué palideció??? Porque era ¡¡casado y con hijos!! Se lo conté a mi madre y solo escuché una risotada y me contó quien era su primo hermano, mi querido tío, ja! En todo caso es una linda anécdota con mi tío José que hoy en paz descansa (fue un cáncer fulminate)... En fin solo puedo decir que fueron mis primeras buenas lucas que gané.
En mi siguiente trabajo insistí con las cámaras, me duró hasta septiembre u octubre de ese año y fue ser "Extra de Continuidad" para la teleserie... "Adrenalina", jajajajaja... "Quienes son las reinas de la nossshhheee.... 'l'osotrras", jajajajajajajaj... esta ha sido la vergüenza de la vida, ¿Uds. saben como me molestaban con esto? La canción la ponían en todas las fiestas "Baila, baila sin parar, haaaaaas tu cabeza estallaaaaaaaar" y obvio que me subían al columpio. Imagínense lo que era verme a mi misma, ya en la universidad, con jumper prestado (en el colegio usabamos faldita tableada), en una sala de clases, sentada al lado de la protagonista: la Caty Winter (Francisca Merino)!!! Mi máxima actuación fue decir una línea en una indigna escena con la profe de inglés, jajajajajajaja... fue muy chistoso!!! Nos citaban un par de veces a la semana y todos los sábados. Me creerían que unos años después la repitieron y yo que me había ido a estudiar mis primeros años de derecho fuera de la capital y tuve que revivir, en menor grado, esa etapa en que me molestaban (o sea entiéndase que no fue bullying, siempre era en buena onda). Lo peor fue un día después de una clase de Derecho Civil, la profe me llama a un lado y me pregunta si la que salía en la teleserie era yooooo!!!! Casi me maté, jajajajajajaja!!! Qué indigno!!! Nunca pasé piola, jajajajajaja!! Al final, no me puedo quejar, igual me hice mis pesitos con este laburo.
Luego el año 1998 fue un año de mis experiencias verdaderas con el trabajo. Ese año aborté la misión en la primera carrera que había escogido: Psicología, por problemas de carácter económico, decidí congelar. A principios de ese año, sabiendo mi situación, una amiga me apitutó en la Fería del Transporte. Trabajé con mi amiga y otra amiga de ella. Gané mis buenas lucas sin hacer mucho, El problema (porque en eso se me fue gran parte de la plata) fue que mucho de ahorro no hice (para variar): se nos ocurrió celebrar nuestro cumpleaños en grande pues cumpliríamos 21 años (en realidad lo teníamos planificado con mi amiga Dominga, a ellas les gusto la idea y nos acoplamos). La fiesta estuvo increíble, el lugar lo hizo todo: arrendamos el ex-café del Puente, ese puente en medio del Mapocho que ha sido teatro, café, de todo. Tuvimos un excelente Dj, mi hermano Ignacio, que hasta el día de hoy es lo profesional en esto (es su hobby), buen sonido, mucha gente, amigos por todos lados, IN-CRE-Í-BLE. Obvio que me pasó otra cosa divertida... terminó la fiesta y era hora de irse, ahí andabamos cada loco con su tema y yo cuidando que no se me fuera el mino que me gustaba. Decidimos partir a comer de madrugada al YPF de aquellas hamburguesas clasiconas con queso, cebolla y todos los otros ingredientes (menos tomate porque yo no como tomate, no me gusta). Eramos varios con bajón con primos sureños incluidos. Yo amablemente le ofrecí a mi mino que se fuera con nosotros, o sea en el auto de mi hermano. Estaba todo listo, claro que había olvidado un solo detalle, preguntarle a Ignacio si podíamos llevar al personaje que me gustaba... Su respuesta fue desconcertante y a la vez chistosa... Dijo: "Arriba de los parlantes..." ¿¿Queeeeeeeé??? Su tono irónico y en serio fue otra cosa ¿¿por quuuueeé arriba de los parlantotes si no cabía??!!! Fue muy pesado!!! ¡¡Obvio que no se iba a ir con nosotros!!! Tooo mal, jajaja. Igual me salí con la mía y se fue a comer hamburguesas, solo que su fue en el auto de mi amiga Pepa, cueck!!! Creo que lo único que pensé fue "¿¿Por qué chu... no habré salido en mi auto???" Bueno... les cuento que ese romance nunca se consumó, se puso a pololear ese año con una compañera de la U (ambos eran compañero míos en psicología y a él después de partir no lo veía tan seguido como ella). Hoy están felizmente casados con 2 hijos viviendo en Alemania, solo me doy a mi misma un gran ¡¡¡¡CUEEEECCCKKK!!!
Miren lo dispersa que soy en vez de hablar de trabajo terminé hablando de carrete, no puede ser... parece que echo de menos mis andanzas... Continuemos, pero les advierto que con la experiencia laboral que viene termino este capítuloo para que no sea tan largo. En el siguiente capítulo vendrá la segunda parte..
Resulta que en esta Feria del Transporte o como se haya llamado conocimos a unos chicos "bien parecidos", o sea que no estaban tan mal, que trabajaban en la Volvo. Como mi finalidad ese año era trabajar porque necesitaba lucas, para variar, les dije al vuelo por si alguno caía, que estaba buscando trabajo y si necesitaban a alguien en la Volvo para trabajar. Y ¿¿saben que??? Siiiiiii, así que terminé trabajando en la empresa familiar de los concesionarios de Honda, Volvo y Porsche, bueno de recepcionista-telefonista, era lo que había. Duré trabajando ahí hasta no recuerdo que número de pataletas, pero 6 meses. Claro que como siempre había estudiado en colegios privados, hablaba inglés, tenía buena presencia, vivía en un buen barrio, llegué con aires de diva a mi nuevo lugar de trabajo. Me juraba superior a todos y que yo estaba ahí casi por hobby más que por necesidad. Se notaba de lejos que nunca había trabajado, parecía hijita de papá a la cual este iba a buscar y a dejar todos los días (nada de micro a la casa). Independiente de esto era simpática, encantadora, no le caía mal a nadie (eso creo) lo que aplacaba lo mal que podía caer todo lo otro. Este divismo me hacía tener mis pataletas de vez en cuando pues me creía intocable, tenían que pegarse una piedra en el pecho que yo trabajara ahí. Eso era lo que mi cabecita ideaba, ¿Ud. saben que todos esos son síntomas de manía? (es lo que yo llamo también euforia). Esto de andar con el pecho inflado creyendose la raja (a los que no le gusta este eufemísmo, lo siento, me sentía así) y enojarse por tonteras al extremo, amenazando con irse como si fueras indispensable, uuufff, mucho me aguantaron. Al final terminé desembocando en una depre que ahora identifico pues no llegué al psiquiatra esa vez. Recuerdo el último tiempo trabajando ahí, fue espantoso. Sufriendo excesivamente por un pololo (novio) que me había pateado a los 2 meses (es de patio sufrir como lo hice por ¡2 meses! de relación). Me sentía muy mal pero creo que este sufrimiento de la nada venía tal cual de la nada, a él le toco estar conmigo en septiembre mi peor mes del año y simplemente no pudo soportar esta montaña rusa de emociones que ni yo entendía. Me pateo en primavera y sufrí como si me hubieran dejado plantada afuera de la iglesia, ¿es normal??? Nooooooooooo y la única que se percató de eso fue mi prima Kiki que en ese entonces me lo dijo y la odié por no entender mi dolor. En fin, solo imagínense como yo llegaba a trabajar ¡¡lloraba en el mesón de la recepción!! Me hablaban y lloraba, horroroso... Hasta que un día se planteo una pequeña rebaja de remuneración a todo el personal. Yo me negué y no firmé. Me despidieron. La que se creía indispensable se tuvo que ir con la cola entre las piernas, al menos, con un finiquito que incluía la indemnización por mes de aviso... Bueno ahí no paró el llanto, duró hasta lo de siempre: principios de octubre.
Hasta aquí la primera parte de mi vida laboral, ya vendrá la segunda parte, esperenla...
De ahí mi primer trabajo, si mal no recuerdo, fue a los 18 años. No digamos que fue la gran pega con un derroche de inteligencia, pero era trabajo al fin y al cabo. Ese año primero trabajé en la muy conocida FISA, la famosa Feria Internacional (en aquel entonces, si sé, se me cayó el carnetttsss). Junto a 3 chicas más trabajamos durante 10 días en el Galpón de EEUU en el stand de Aquaexpress. Fue una linda experiencia ofrecer agua helada o café con tu mejor cara a todo personaje que en lo que menos estaba interesado era en el producto, cueck! jajajajajajajajaj... Pero no me puedo quejar pues recibí una buena remuneración. Obviamente mi estadía ahí no estuvo exenta de anécdotas. La que recuerdo con mayor nitidez fue una muy divertido que me pasó llegando al final del evento. Resulta que durante nuestra "jornada de trabajo" habían muchas horas de ocio y para no aburrirte solías conversar con los vecinos (que terminaban siendo tus grandes amigos). Llegado el último día, comenzaron las despedidas. Igual te encariñas con el entorno (cuando te acuerdas del dolor de pies por estar parada todo el día, se acabó el cariño). En este contexto, uno de nuestros vecinos llegó, como todos los días, a pedirnos su café. Me puse a conversar con él, como muchos otros días. De pronto, no sé en que momento escucho salir de él un "Por qué no me das tu teléfono para salir a tomarnos un café un día de estos." Yo me shockié, y empecé traspirar helado ¡¡¡¡no quería darle mi teléfono!!! Habrá tenido unos 38, 40 años y yo tenía dulces 18 (era algo así como 40 y 20!!). No sabía que hacer, siempre me ha costado cortar el "joteo". Al final, opté por darle el teléfono pero había un solo problema, había conversado con él mil veces y ¡¡¡No sabía su nombre!!! Tenía que saberlo por si llegaba a llamar y poder decir "No, no está, hablas con la hermana (que no tengo, ja!)."¿Qué hice? Disimuladamente empecé a buscar su nombre en la piocha que todos usábamos en la Fisa para identificarnos. La empiezo a leer y ahí estaba, siiiiiiiii, ahí estaba mi salvación!!! Vi su nombre y se llamaba José Abadengo, ¡¡Tenía el mismo apellido de mi madre!! eeeehhhhhh... Algo me decía que algo tenía que ver con ella, lo ví frente a mis ojos, me alivié y aquí viene mi dulce e irónica acotación: "Oye, sabes? mi mamá es Abadengo también". Lo vi palidecer y solo preguntar tímidamente "¿En serio?", le digo "si" con mi mejor cara de inocencia y "perdiste como en la guerra." Finalmente remata preguntando "Y, ¿Cómo se llama tu mamá?" Aquí viene lo mejor, se le desfiguró la cara cuando le dije; "Se llama Habi Alkabib... Abadengo."... Palideció y no tuvo otra, sus siguientes palabras fueron "Es mi prima", jjuuuuuuaaaaaaaa! Rápidamente terminó la conversa y "¡saspareció!". ¡¡Misión cumplida!! Ahora ¿quieren saber por qué palideció??? Porque era ¡¡casado y con hijos!! Se lo conté a mi madre y solo escuché una risotada y me contó quien era su primo hermano, mi querido tío, ja! En todo caso es una linda anécdota con mi tío José que hoy en paz descansa (fue un cáncer fulminate)... En fin solo puedo decir que fueron mis primeras buenas lucas que gané.
En mi siguiente trabajo insistí con las cámaras, me duró hasta septiembre u octubre de ese año y fue ser "Extra de Continuidad" para la teleserie... "Adrenalina", jajajajaja... "Quienes son las reinas de la nossshhheee.... 'l'osotrras", jajajajajajajaj... esta ha sido la vergüenza de la vida, ¿Uds. saben como me molestaban con esto? La canción la ponían en todas las fiestas "Baila, baila sin parar, haaaaaas tu cabeza estallaaaaaaaar" y obvio que me subían al columpio. Imagínense lo que era verme a mi misma, ya en la universidad, con jumper prestado (en el colegio usabamos faldita tableada), en una sala de clases, sentada al lado de la protagonista: la Caty Winter (Francisca Merino)!!! Mi máxima actuación fue decir una línea en una indigna escena con la profe de inglés, jajajajajajaja... fue muy chistoso!!! Nos citaban un par de veces a la semana y todos los sábados. Me creerían que unos años después la repitieron y yo que me había ido a estudiar mis primeros años de derecho fuera de la capital y tuve que revivir, en menor grado, esa etapa en que me molestaban (o sea entiéndase que no fue bullying, siempre era en buena onda). Lo peor fue un día después de una clase de Derecho Civil, la profe me llama a un lado y me pregunta si la que salía en la teleserie era yooooo!!!! Casi me maté, jajajajajajaja!!! Qué indigno!!! Nunca pasé piola, jajajajajaja!! Al final, no me puedo quejar, igual me hice mis pesitos con este laburo.
Luego el año 1998 fue un año de mis experiencias verdaderas con el trabajo. Ese año aborté la misión en la primera carrera que había escogido: Psicología, por problemas de carácter económico, decidí congelar. A principios de ese año, sabiendo mi situación, una amiga me apitutó en la Fería del Transporte. Trabajé con mi amiga y otra amiga de ella. Gané mis buenas lucas sin hacer mucho, El problema (porque en eso se me fue gran parte de la plata) fue que mucho de ahorro no hice (para variar): se nos ocurrió celebrar nuestro cumpleaños en grande pues cumpliríamos 21 años (en realidad lo teníamos planificado con mi amiga Dominga, a ellas les gusto la idea y nos acoplamos). La fiesta estuvo increíble, el lugar lo hizo todo: arrendamos el ex-café del Puente, ese puente en medio del Mapocho que ha sido teatro, café, de todo. Tuvimos un excelente Dj, mi hermano Ignacio, que hasta el día de hoy es lo profesional en esto (es su hobby), buen sonido, mucha gente, amigos por todos lados, IN-CRE-Í-BLE. Obvio que me pasó otra cosa divertida... terminó la fiesta y era hora de irse, ahí andabamos cada loco con su tema y yo cuidando que no se me fuera el mino que me gustaba. Decidimos partir a comer de madrugada al YPF de aquellas hamburguesas clasiconas con queso, cebolla y todos los otros ingredientes (menos tomate porque yo no como tomate, no me gusta). Eramos varios con bajón con primos sureños incluidos. Yo amablemente le ofrecí a mi mino que se fuera con nosotros, o sea en el auto de mi hermano. Estaba todo listo, claro que había olvidado un solo detalle, preguntarle a Ignacio si podíamos llevar al personaje que me gustaba... Su respuesta fue desconcertante y a la vez chistosa... Dijo: "Arriba de los parlantes..." ¿¿Queeeeeeeé??? Su tono irónico y en serio fue otra cosa ¿¿por quuuueeé arriba de los parlantotes si no cabía??!!! Fue muy pesado!!! ¡¡Obvio que no se iba a ir con nosotros!!! Tooo mal, jajaja. Igual me salí con la mía y se fue a comer hamburguesas, solo que su fue en el auto de mi amiga Pepa, cueck!!! Creo que lo único que pensé fue "¿¿Por qué chu... no habré salido en mi auto???" Bueno... les cuento que ese romance nunca se consumó, se puso a pololear ese año con una compañera de la U (ambos eran compañero míos en psicología y a él después de partir no lo veía tan seguido como ella). Hoy están felizmente casados con 2 hijos viviendo en Alemania, solo me doy a mi misma un gran ¡¡¡¡CUEEEECCCKKK!!!
Miren lo dispersa que soy en vez de hablar de trabajo terminé hablando de carrete, no puede ser... parece que echo de menos mis andanzas... Continuemos, pero les advierto que con la experiencia laboral que viene termino este capítuloo para que no sea tan largo. En el siguiente capítulo vendrá la segunda parte..
Resulta que en esta Feria del Transporte o como se haya llamado conocimos a unos chicos "bien parecidos", o sea que no estaban tan mal, que trabajaban en la Volvo. Como mi finalidad ese año era trabajar porque necesitaba lucas, para variar, les dije al vuelo por si alguno caía, que estaba buscando trabajo y si necesitaban a alguien en la Volvo para trabajar. Y ¿¿saben que??? Siiiiiii, así que terminé trabajando en la empresa familiar de los concesionarios de Honda, Volvo y Porsche, bueno de recepcionista-telefonista, era lo que había. Duré trabajando ahí hasta no recuerdo que número de pataletas, pero 6 meses. Claro que como siempre había estudiado en colegios privados, hablaba inglés, tenía buena presencia, vivía en un buen barrio, llegué con aires de diva a mi nuevo lugar de trabajo. Me juraba superior a todos y que yo estaba ahí casi por hobby más que por necesidad. Se notaba de lejos que nunca había trabajado, parecía hijita de papá a la cual este iba a buscar y a dejar todos los días (nada de micro a la casa). Independiente de esto era simpática, encantadora, no le caía mal a nadie (eso creo) lo que aplacaba lo mal que podía caer todo lo otro. Este divismo me hacía tener mis pataletas de vez en cuando pues me creía intocable, tenían que pegarse una piedra en el pecho que yo trabajara ahí. Eso era lo que mi cabecita ideaba, ¿Ud. saben que todos esos son síntomas de manía? (es lo que yo llamo también euforia). Esto de andar con el pecho inflado creyendose la raja (a los que no le gusta este eufemísmo, lo siento, me sentía así) y enojarse por tonteras al extremo, amenazando con irse como si fueras indispensable, uuufff, mucho me aguantaron. Al final terminé desembocando en una depre que ahora identifico pues no llegué al psiquiatra esa vez. Recuerdo el último tiempo trabajando ahí, fue espantoso. Sufriendo excesivamente por un pololo (novio) que me había pateado a los 2 meses (es de patio sufrir como lo hice por ¡2 meses! de relación). Me sentía muy mal pero creo que este sufrimiento de la nada venía tal cual de la nada, a él le toco estar conmigo en septiembre mi peor mes del año y simplemente no pudo soportar esta montaña rusa de emociones que ni yo entendía. Me pateo en primavera y sufrí como si me hubieran dejado plantada afuera de la iglesia, ¿es normal??? Nooooooooooo y la única que se percató de eso fue mi prima Kiki que en ese entonces me lo dijo y la odié por no entender mi dolor. En fin, solo imagínense como yo llegaba a trabajar ¡¡lloraba en el mesón de la recepción!! Me hablaban y lloraba, horroroso... Hasta que un día se planteo una pequeña rebaja de remuneración a todo el personal. Yo me negué y no firmé. Me despidieron. La que se creía indispensable se tuvo que ir con la cola entre las piernas, al menos, con un finiquito que incluía la indemnización por mes de aviso... Bueno ahí no paró el llanto, duró hasta lo de siempre: principios de octubre.
Hasta aquí la primera parte de mi vida laboral, ya vendrá la segunda parte, esperenla...
:D :D :D !!!!!
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